La incertidumbre de Martina

Escritura creativa. Escribe un relato. Cierra los ojos y deja caer el dedo en un punto del mismo. Reescribe el relato a partir de ese punto.

Martina se encontraba leyendo un día un libro cualquiera. Se fijó en la palabra teléfono y su mente se enredó en el…

…año en que se creó tal invento y con él, una nueva palabra. Cuántas palabras nuevas nacen cada año para nombrar modernos inventos, profesiones, servicios… pero también cuántas se han dejado de usar y siguen existiendo. A Martina le encanta limpiar y quedarse sólo con lo esencial.

El minimalismo está muy arraigado en ella. Lo que sobra, lo desecha. Así que se puso manos a la obra para eliminar de la gran nube llamada internet, todo lo que ya no se usaba. A borrar y borrar sitios que ya no se visitaban, palabras que ya no existían. Se quedó satisfecha por el trabajo realizado, pues fue como limpiar el Cajón de su escritorio. Tras ese ratito de buen sabor por el trabajo bien hecho, no estaba 100% satisfecha. Estas palabras ya no quedaban escritas en ningún lugar, pero sí moraban en la mente de las personas. Esta vez, Martina inició sesión en la gran nube de la Conciencia, esa que sólo se siente cuando se cierran los ojos y buscó ese cajón de escritorio cósmico compartido por todos, para recordar que no podía destruir lo que una vez se había inventado, pues todo lo que hay, ha existido siempre pero con otra forma y otro nombre. Nada era y nada es original, si no una mezcla de lo ya creado.

__

Martina se encontraba leyendo un día un libro cualquiera. Se fijó en la palabra teléfono y su mente se enredó en el…

…recuerdo de aquellas fiestas de final de curso cuando conoció a Leo accidentalmente. Abrió su bolso y el teléfono se precipitó al pie de él. Un intercambio de risas seguido de un intercambio de números revelaba el comienzo de un eufórico romance. Aquellos días de pocas horas de sueño e interminables charlas por teléfono se truncaron cuando la compañera de clase, Amanda, conocida por su don de la clarividencia le dijo a Martina que vivirían una bonita historia de amor pero que no duraría mucho, pues él pronto volaría por su espíritu libre y errante. La desilusión de Martina le llevó a bajarse de aquel tren de ensueño, pues para qué alargar lo que estaba condenado a acabar. Tal vez Amanda se equivocaba siendo este un noviazgo para toda la vida; tal vez Martina abandonó antes de su predicción. Lo que Martina no sabía entonces es que nada es para siempre y que lo que hoy es, puede no serlo mañana.

Uno de mis primeros retos en el taller de «Atrévete a escribir» con Alberto Cubero.

Gemma Sierra

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

el espacio para mi imaginación
Gemma Sierra